La primera entrada de este curso, sin contar la de las becas de todos los años, se la queremos dedicar al papá de una de nuestras antiguas alumnas, que ha escrito un libro sobre las experiencias con su hija.
El papá en cuestión es Javier Alonso, Licenciado en Filología Semítica, DEA en Historia Antigua y Master en Lenguas y Culturas del Oriente Próximo Antiguo. Su carrera profesional se desarrolla en varios ámbitos diferentes: escritor, traductor, conferenciante, guía de viajes arqueológicos y profesor en el IE Business School y en la IE University. Además es autor de varios libros, artículos y cuentos sobre temas relacionados especialmente con la Historia Antigua y la Arqueología, o la historia en general. Asimismo es colaborador habitual de varios programas de radio y televisión de temática histórica.
Pues bien a nosotros nos ha dado igual siempre todo esto, de hecho lo hemos sacado de internet de la sección de Amazon directamente.
Javier es de esos papás, que viviendo en esta noria de emociones, siempre ha tenido bellas palabras para los profesionales que han trabajado y cuidado de su hija Carmen. Que no paraba de intentar buscar medios de comunicación con su hija y que escuchaba y ponía en práctica (aunque le sonará surrealista lo que le contarán) todo lo que sus tutoras le proponían para Carmencita.
Pues bien Javier ha escrito un libro titulado «Vidas frágiles: Una caja de música para Carmen». Va a ser presentado el 19 de septiembre en la calle Gustubay a las 19:30. Y quiere invitarnos al evento para compartir tan emotiva situación.
Por si tenéis dudas aquí os dejamos un extracto de la introducción que han escrito para Javier y su libro.
«Se dice que en la vida tenemos que estar preparados para vivir dos momentos traumáticos, todos vamos a pasar por ahí, y eso sin duda nos hará saborear los pequeños momentos de felicidad que a veces no disfrutamos y que se nos escapan cada día.
Este libro, amigo lector, habla de la vida tal cual es, sin tapujos. De los sinsabores que nos encontramos en el camino. No es un libro de autoayuda, ni de éxito, ni busca el postureo manido del buenrollismo. El autor recupera los recuerdos de una parte de su vida que se inicia con el diagnóstico de su hija recién nacida. Carmen padecía el Síndrome de West.
Cuando la adversidad se ceba así con lo más preciado, a uno solo le queda la posibilidad de convivir con el sufrimiento, la esperanza y la felicidad de los pequeños detalles».
Así que esperamos que todo le salga igual de bonito que su persona, que las lágrimas no empañen cada momento y que las risas nos hagan pasar mayores veladas que los tormentos.